domingo, 4 de diciembre de 2011

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CATUPECU MACHU. EL MEZCAL Y LA COBRA
A veces vuelve...y volvió el baile guerrero. Catupecu presenta El Mezcal y la cobra a puro golpe certero. Golpe que llega desde las entrañas del origen extremo y como ya sabemos, dispuesto a pasar los límites y más.
El mezcal y la cobra presenta 12 canciones, 10 en realidad, más un intermezzo instrumental y una reversión del tema 1, grabadas entre abril y julio de 2011 en Buenos Aires y masterizadas una vez más en los Sterling Sound Studios de Nueva York.
Hay algo cinematográfico en cada imagen que proponen las canciones del disco, imágenes surgidas de la palabra de Fernando Ruiz Díaz y de su forma tan particular de jugar con esas palabras, esa forma tan típica de confrontar frases espejadas "si está todo escrito o si escribimos de más", "hagamos del ruido silencio" "y eso que estaba por dormir queda despierto". El sello, presente. En las letras y en la incansable búsqueda de experimentación en el plano musical, esta vez comandada por la maquinaria de sintetizadores de Macabre, siempre atento a interpretar los vericuetos vertiginosos de la mente Ruiz Díaz.
El disco abre con la canción que da título al álbum, con un sonido que sugiere una persecución de película. No se guardan nada para el arranque. Ahí está todo el veneno hipnotizándonos. Máquinas endemoniadas y el grito, presente en muchas de las canciones, invitando a destapar el mezcal, a embarcarse en un viaje sin pausa, casi como si musicalizaran una escena de algún diabólico doctor de la época del cine mudo.
No descansa Catupecu Machu con el segundo tema, el que fue elegido como primer corte de difusión, que tiene casi hasta destino de himno tribunero, "Metrópolis nueva" (frase que ya anunciaban al final de Simetría...en su canción "Abstracto") y aquí sientan una vez más el espíritu de los ciclos de la banda con ese "y al final camino solo y aunque de vueltas, no hay vuelta atrás". Catupecu va con otro trabajo sin Gabriel, pero con Gabriel más presente que nunca.
La distorsión ataca el comienzo de "Aparecen cuando bailamos" y sigue Fer a garganta abierta, en su estilo más gritado antes que melodioso, quizás porque haya algo visceral que se exorciza a través de ese canto. Y acá aparece la impronta del cine en primer plano, las fotografías en movimiento, el fílmico nuevo del que habla la letra. Como si fuera una constante en su vida musical, Catupecu habla una vez más de reinventarse y de tener siempre una historia para contar.
Sigue el viaje con "Baile guerrero-Golpe certero" tema que lleva firma de Fer en la letra, pero que es el que da crédito esta vez en la música para los cuatro CM, incluído el recientemente incorporado baterista Agustín Rocino. Psicodelia malvada dicen ellos...Artillería pesada también, ¿por qué no? Ruiz Díaz, Cáceres y Macabre, los tres al bajo. Sencillamente venenoso.
"Danza de los secretos" arranca con un teclado que juega de preludio de un Ruiz Díaz con un guiño más cercano a la hora de cantar y si de guiños hablamos, no pasa inadvertido un "laberintos dentro de cuadros" que muestra más de esas líneas conceptuales que van uniendo la obra toda de Catupecu Machu.
Subite a un auto y abrí la ventanilla, subí el volumen y poné play al 6, que acá larga la road movie. "Cristalizado". Gran canción promediando el disco, gran vuelo el de la frase que canta "Nada más placer que el viento atrapado en la mano, cuanto menos busqué todo se fue revelando".
Se siente, la guitarra está presente. La desarma Fernando a pura emoción con "Musas". Inspiradísima canción, casi hermanada con "Cosas de goces". Y las musas bien que lo acompañaron para traernos otra de esas perlas a las que nos tienen acostumbrados. Es que Catupecu sacude, sorprende, nos lleva la cabeza al extremo, pero nunca, jamás, deja de lado el aire de la canción que nace desde el corazón. Y como veníamos hablando de películas, aplausos para ese "encienden todas las luces...y bailemos hasta que alguien cierre el lugar, suenan fuertes los coros con llantos y la orquesta suena como en el cine al final".
"Vi llover" es la canción número 8 del disco número 8 de la banda (el 7mo de estudio). Un juego que ellos disfrutan: la guitarra y el ritmo del flamenquito, palma, zapateo, redoble y lo ritual/tribal que confluye en un producto 100% Catupecu.
La fuerza arrasa con "El toro terciopelo", toro que vuelve "a su lugar de origen que es extremo", con arreglos de voz que son un rugido intenso y todos los instrumentos en primer plano, demoledor.
Puro arte para la bellísima "Klimt......pintemos", que con sus pinceladas violentas hace un pequeño manifiesto CM: fuerza, épica, sensibilidad en la letra "ante tanta hermosura sin fin, al fin y al cabo pintemos...", sutileza en los arreglos vocales, grito visceral/liberador/sanador/exorcismo/guerreo y el power eterno de su música.
Para el final llega Intermezzo, 1`35`` de leve oasis experimental en las aguas Macabre/Fer.
Y como jueguito, de taquito, de toma 1 y de pura energía, el "Shakulute peruano" otra piel de "El mezcal y la cobra".
Brindemos amigos, Catupecu Machu destapó El mezcal y la cobra, y nosotros seguimos a 80 cm del piso, bebiéndonos de a tragos su mundo.
Título del disco: "El mezcal y la cobra", el peso y la plenitud de los símbolos...y una botellita de mezcal que quedó entre Frodo, Yoda y el Guasón en el "altar" de bendiciones del estudio.
Mejor canción: Cómo me vas a pedir eso???? Todas, todas...Ok, ok, dale...poné "Musas".
Mejor frase: "La película vista otra vez después de pasado algún tiempo nada tiene que ver con lo visto en este momento", de "Aparecen cuando bailamos".
Arte de tapa: Lujo total, diseño de Quique Ibarra. El mezcal y la cobra sale en CD, CD+DVD "Aparecen cuando grabamos" y Vinilo!!!!

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